domingo, 10 de enero de 2010

Un ave

lunes, 4 de enero de 2010

Dile que te lleve al cuarto piso en elevador porque ya te estoy esperando

Sobre una mesita en medio de la sala se ven algunas revistas viejas, una sobre otra. Sentados frente a la mesa, una pareja cincuentona y heterosexual. El señor recarga su cabeza en la pared que está a su espalda, tiene los ojos cerrados. Tiene un suéter café, y bajo este un chalequito café, sólo que un café menos café que el suéter, un café medio marrón. Sus zapatos son negros y se ven muy cómodos, me refiero a que están muy cómodos, como una gatita que anda por ahí, no que sean cómodos. La señora no tiene la cabeza recargada sobre la pared, incluso tiene los ojos abiertos. Tiene un suéter, una blusa amarilla, amarillo mostaza, una falda verde caqui - como en un mundo feliz debe ser – y unos zapatos negros sin tacón pero con un poco de polvo.

El truco para estos lugares es tratar de no pensar, o pensar en cosas sin mucha importancia, pero es difícil cuando nadie habla y sólo se escucha un ventilador girar, girar, y mover el aire. Quiero aventar un lápiz contra el ventilador, como en sexto de primaria, pero mis bolsillos no tienen un lápiz, de hecho ni siquiera estoy en sexto de primaria, pero al menos recuerdo el día en el que Alfredo lloró junto a la venta - ese niño tan grande y gordo- y cuando rompió la puerta del baño al tratar de tomarme por el brazo porque le dije “Alfredo pedo” y después corrí, así como los comunistas que se abren a la mera hora de los putazos – no todos, hay casos.

En una de las paredes que están junto a la puerta hay un letrero con indicaciones sobre qué hacer en caso de un incendio y un sismo.

Incendio: Conserve la calma. Informe de inmediato al personal sin causar alarma. Si conoce su manejo, busque el extintor más cercano y trate de combatir el conato – pinches mamones -. Obedezca las instrucciones del personal capacitado – o las que aparecen en las historias de cronopios y famas, por si olvidaste cómo subir una escalera - y ayude si se le solicita. No use elevadores, aléjese serenamente del lugar. Ayude a los minusválidos. Moje un trapo o pañuelo y colóquelo sobre su nariz y boca. Si el humo es denso arrástrese por el suelo. Si hay necesidad de desalojar las instalaciones, obedezca las instrucciones. Si está lloviendo y se moja los calcetines, llegando a su casa quíteselos inmediatamente, no le vaya a dar “riumas”.

Alguien se levanta, es la señora. Camina algo lento, se dirige hacia la ventana. Llega, se detiene, se asoma.

- Quería ver la ciudad, pero sólo se ven las ventanas de los otros consultorios.

- Sí, aquí estamos como encerrados – dice la secretaria -. Pero del consultorio sí se alcanza a ver la calle.

La secretaria está sentada frente a un monitor. Toma una tarjetita de un cajón, la mira, teclea algo – tic tic tictic -, observa el monitor, la tarjeta se pone es un cajón diferente, uno de la derecha y después otra tarjeta. Junto al monitor hay muchos papeles, y un portarretrato con la imagen de la virgensita de Juquila está sobre ellos, para evitar "que se vuelen".

- Hace frío – dice la señora.

- Sí – responde la secretaria, sonriendo.

- Yo por eso traje mi suetercito.

- Y espérese a que entre bien el invierno, ahí sí va a estar pesado.

- Hay sí, y peor tantito con eso de la influenza.

- Pero dicen que ya van a sacar la vacuna.

- Pues sí pero de todas maneras, nunca está de más usar cubre bocas y encomendarse a dios.

Nota: Cierren todas las escuelas de medicina, quemen los hospitales y córtenle la cabeza a Vasco, el maestro que trataba de enseñarme biología.

Se callan las dos. La secretaria mantiene su sonrisa un poquito más de tiempo - ¿Qué tanto es tantito? -, me ve y luego toma una tarjeta.

En una de las revistas se lee “Diabetes y tabaquismo: una mala combinación”, creo que la robaré para dársela a Sigüenza.

- Imagínate, tener el culito de Dalia aquí güey. No mames, estaría cabrón.

- Tú cállate pinche Sigüenza, eres diabético.

O la vez en la que estaba ebrio y confundía a Isaac Alavés – Isaac es su nombre y Alavés su apellido – con Poncho.

- Ponsho. Aiudame Ponsho.

- No soy Poncho, pendejo, soy “el primo”, Isaac.

Y luego la vomitada.

- ... y dicen los cubanos que si un niño no aprende, hay que explicarle una y otra vez hasta que como dicen ellos: comprenda, entienda, aprenda. – le decía la señora a su esposo, quien se había aburrido de leer TVnotas, pare ver que tal recordaba los chismes de hace dos años, se deprimió cuando descubrió que la vejez ya le va pegando o que no ve el tiempo suficiente la televisión.

- Sí, ya me habías dicho - un suspiro.

Sismo: Conserve la calma. Apague inmediatamente cualquier fuente de incendios Retírese de lámparas, objetos y muebles que puedan caer. Aléjese de cosas calientes – ya oíste güey, déjalo pal rato, cuando lleguemos a la casa -, tales como cafeteras, ollas, etcétera. Colóquese junto a una columna o debajo de un escritorio, mesa o trabe. No use escaleras ni elevadores durante el sismo. Al terminar el sismo, si es necesario, diríjase a la salida en forma ordenada – revise si por ahí no está el cadáver de algún profeta del nopal, no vaya a ser la de malas.

- Si quieres toma esta revista para que leas algo y no te aburras. – me dice la secretaria.

- Gracias.

Gelatina especial – no espacial, ojo – para deportistas.

Alto contenido proteico.
La gelatina es rica en proteínas, contiene diez aminoácidos esenciales, entre los que se encuentra la prolina y la hidroxiprolina, que ayudan a formar y regenerar el tejido muscular que trabaja durante el entrenamiento.

La gelatina: un alimento que ayuda a mejorar tu rendimiento deportivo por varias razones. Bastan diez gramos de gelatina cada día para ayudar a reconstruir el cartílago y los huesos, aumentar la velocidad de regeneración articular, promover la reconstrucción de los tejidos después del ejercicio y prevenir lesiones (esguinces, desgarros, tendinitis, etcétera.

Incluso, se ha visto que el consumo regular de gelatina puede mejorar los síntomas de enfermedades osteoarticulares, como la artritis o la osteoporosis.

La secretaria toma el teléfono.

- ¿Bueno? Hablo con el señor Víctor

- No.

- Ha, es que mire, estaba hablando con él pero se cortó la llamada o no sé lo que pasó, pero ya no pudimos arreglar nada. ¿Sería tan amable de “comunicármelo”?

- Pues voy a ver.

- ¿Pero sí hablo a su casa?

Coño, ya no escuché sí hablaba a su casa o no.

Otra revista. Sobrenatural. Otra realidad. TVpasillo. Edición especial. Vampiros, hombres lobo y zombis... ¿existen? La ouja, llave del más allá. Exorcismo y “sanación”. Los ángeles, tus grandes aliados. Regresiones y reencarnación. ¿Saltos en el tiempo o mundos paralelos? – hay güey.

sábado, 2 de enero de 2010