domingo, 11 de octubre de 2009

Adèle recostada mira una Puerta


Caminaba a través de un jardín, ayudando a una anciana a recolectar flores para algún funeral que se llevó a cabo un miércoles de octubre en un año bisiesto.

Camina a través de un jardín, recolectando flores para adornar el pálido florero que reposa junto a la ventana de terciopelo.

Caminará a través de un jardín, acompañada por alguien joven que toma las flores que le son indicadas. Terminarán cubriendo su pecho cuando el último aliento se haya despedido.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Yer Blues

El estar ahí parado, escuchando cómo los soniditos escapaban de tus cuerdas, y sentir cómo se caía una escalera. Los poemas se van sin despedirse junto movimientos labiales, que más bien son como calambres. Y algunas veces regresan, pero primero debo dejar que mi mano izquierda tome la espina oxidada de alguna de las sillas que tenían tu nombre - que aun lo tienen, pero no podrán ser entregadas - y dibujar una silueta, sólo así regresan, como emanados de la brisa azul que camina con una extraña solución salina.

Y las rodillas colapsan cuando se cruza tu cabello cubriéndote la espalda, o cuando tu cara aparece sobre el horizonte, que es una línea que mientras caminas hacia ella se aleja. Y en el pasillo alguien se acerca y lo recibes con más alegría de la que me recibirás algún día, y yo escondido detrás de una pequeña manzana verde espero que cuando me veas encuentres las palabras que no digo y las guardes en una pequeña bolsita de tela muy suave.

Y como dijo Adèle: si l'amour n'est pas moi, au moins laissez-moi vous aime. Sólo pido uno o dos de siete. Ya sabes, estar sobre una colina con un pasto verde que le cante a las flores.

Un poco después traté de encontrar algo que me atara a la membrana, y sólo encontré tres cordones muy delgados, de los cuales uno podría regresarme a la antesala del jardín, incluso podría abrir la puerta que me separa del lago, pero aún no sé si podrá resistir mi cuerpo lánguido y gris. Porque el problema que más me afecta es no saber que pasará mañana, porque si algo tiene solución no hay por qué preocuparse, tampoco si no la tiene, pues ya no habría qué hacer, todo se derrumba y ya. Pero no saber si no te vas preocupar por que tiene solución o porque no la tiene es el verdadero encierro, y la pregunta te visita en la noche o a cualquier hora en la que quieras dormir y te golpea un costado con alguno de tus miembros mutilados marchitos, y la migraña regresa y no quieres tomar pastillas porque así tu cuerpo se vé igual que tu mente, inflamada y como el señor Jones de Bob Dylan.

martes, 6 de octubre de 2009

lea lealealealealealealealealea lea

si l'amour n'est pas moi, au moins laissez-moi vous aime

Son las cuatro diecisiete de la mañana, y comprendo que entre los absurdos pensamientos que desfilan dentro de mi mente mientras no logro dormir, veo tu rostro y tus labios con forma de sonrisa. Deseo que el árbol que se asoma en mi ventana recite tu nombre. Agnès ha subido a mi cama y juega con los dedos de mis pies, limpia un poco la intensa migraña que me abraza y recuesta su cabeza sobre mi almohada. Y aunque es posible que sólo duerma dos horas, apagaré el despertador y apresuraré a mi padre con la esperanza de que en el viaje al salón de física o inglés te cruces en mi camino y sienta el ausente saludo entre nuestras pupilas; apagaré el despertador con la esperanza de ver tu cabello cubriéndote la espalda, que se aleja como si huyera de algo, o de nada, de mí.