domingo, 20 de junio de 2010

asintoticaliteratica.blogspot.com

En este blog ya no voy a escribir más, pero sí en asintoticaliteratica.blogspot.com básicamente porque ya no me gustó la dirección de este blog, está muy mamona, cuna de prometo, parió, cuna la chingada.

Coño, me contagiaste la varicela y pica un chingo

Cuando Julio terminó la preparatoria hubo una ceremonia repleta de honorables ancianitos, jóvenes sexualmente activos y disque buen gusto. Después de la entrega de diplomas y discursos medio oxidados, pasaron a entregar premios, ya sea por haber obtenido un buen promedio, nunca llevar el cabello largo ni despeinado, o bien, por nunca comer con la boca abierta. Julio no había ganado nada, así que el director dijo que a él el correspondía el premio por no haber ganado ningún premio. En el momento que se lo dieron también se lo quitaron, cuestión de semántica y logística al parecer.

Un joven empresario, emprendedor y fracasado, tiene un puesto en el que vende palabras que posiblemente nadie ha escuchado antes. La gente se acerca y por cinco pesos les dice palabras que me son impronunciables. Dice que está ahorrando el dinero para contratar los servicios del negro,y así matar a su mamá a balazos. Es que la señora se deprime de ver cómo todo negocio que comienza su hijo termina convertido en cerdos inodoros, incoloros e insípidos.

Un niño iba caminando por el zócalo. Como todos los niños, trataba de no pisar las líneas que se van formando en el suelo. No se sabe bien cómo, pero perdió el equilibrio y su pie derecho tocó una línea. No se le ha vuelto a ver, sus padres han hecho todo lo posible por encontrarlo, incluso vendieron su casa para colocar las monedas de uno y dos pesos que les dieron en las urnas contenedoras de limosna que hay en las iglesias. Con el dinero que les sobró están pensando comprar de esas veladoras que traen la imagen de algún santo y su respectiva oración. ¡Oh feliz Martín, que contento en tu condición de hijo de una esclava... la fe podrá mover montañas, pero no encuentra niños perdidos.

Una ola de estafas está llamando la atención de la población, en especial de los adultos mayores de treinta años. El pasado cinco de Junio, el señor S. fue a dormir, (como todas las noches), y (como pocas noches) soñó. En su sueño, dice que discutía con una señora sobre si lo que ésta le trataba de vender, lo podría conservar aún después de haber despertado. El señor S. decía que no lo quería comprar porque tan sólo gastaría su dinero, que con tanto esfuerzo había ganado. La señora le decía que no se preocupara, que como era un sueño, si quisiera tener más dinero lo podría tener. Entonces el Señor S. dijo que sería más fácil querer tener lo que la señora vendía y así no gastaría su dinero, pero la señora le hizo ver que así no funcionan los sueños. Después de oníricos y newtonianos argumentos, el señor S. aceptó a comprar el producto de la señora. El problema fue que al despertar no lo tenía, así que se volvió a dormir y fue a buscar a la señora, pero no la encontró. Mucha gente se queja de esta señora, por lo que ya es buscada en veintitrés países y una alcantarilla.

Una niña con nombre francés fue a dormir. Sus padres le pusieron la pijama, cerraron las ventanas para evitar chiflones y le dieron un besito de buenas noches. Al amanecer la niña con nombre francés no estaba en su cama ni en el armario. La buscaron en las casas y colonias aledañas, incluso en el diccionario, pero no aparecía. La madre pensaba que era un ajuste de cuentas entre seres extraterrestres y su familia, pero no, después de un tiempo la encontraron recostada en su cama, tal y como la habían dejado aquella noche, sólo que tenía otra cara, otros pies, otra vagina, otra edad y otro nombre francés.

sábado, 12 de junio de 2010

Una Dama dentro del Radiador

- Ya duérmete.
- Es que no puedo, me siento como encerrado; además me duele el estómago y ya tenemos pastillas o jarabe.
- No entiendo tu respuesta, ¿te sientes "como encerrado"? Se supone que así debemos sentirnos, estamos encerrados. Sería absurdo sentirse como cuando caminas a tu casa o lees un mal cuento.
- Pero no estamos encerrados.
- ¿Cómo de que no estamos encerrados? ¿a caso has estado en algún lugar que no sea este cuarto o el baño?
- No.
- ¿Tienes alguna idea de lo que pueda haber afuera, suponiendo que haya algo?
- No, pero debe haber algo, está lloviendo.
- Más bien crees que está lloviendo, de hecho la lluvia no existe como tal.
- ¿Entonces cómo es que se escucha el aplastamiento de las gotas contra la ventana?
- Es que estamos enfermos. En nuestra pendejéz inventamos el concepto de lluvia y le dimos un nombre, y cada vez que creemos ver lluvia, realmente creemos que existe, pero no ¿Recuerdas hace dos días? estoy seguro que eso ni siquiera era lluvia.
- El que debería dormir eres tú?
- Sí, pero con tu hermana ¿No me estás escuchando? toda nuestra vida hemos estado en este cuarto, esto lo que conocemos y es todo lo que hay por conocer, así que para evitar volvernos locos nuestra mente nos hace experimentar de vez en cuando cosas que en verdad no existen, como la lluvia o tu hermana. Estamos tan jodido que incluso compartimos la misma vibración de onda en nuestra voz, coño

martes, 16 de marzo de 2010

Palabras más, palabras menos sobre eso que nos hace escribir pendejadas como esta

Es algo raro lo que sientes cuando desde la ventana de un camión ves a un tipo caminar y luego te lo encuentras dos o tres cuadras más adelante y no viste en qué momento (la alusión de tiempo para referirse a un punto en el espacio) te rebasó. Sabes que no apareció ahí nomás porque sí (la física cuántica sólo aplica a electrones, cronopios y esas cosas). Para no hacerles el cuento largo, después de estudiar las calles y manzanas envueltas en el problema, llegas a la conclusión de que no pudo haber tomado un atajo, porque desde el donde lo viste por primera vez, hasta donde lo viste por segunda, hay casas y una agencia de coches, no atajos.

Otra cosa rara: Tú estás acostado y volteas a ver a tu gatita, que también está acostada, e incluso te está viendo. En ese momento sientes que no es real, que es una especie de alucinación, que tu gatita no existe, o que si existiera (el hecho es que existe) no te estaría viendo así (pero lo está haciendo). Entonces te levantas, la abrazas, la besas, ella maúlla y se recuesta en el borde de la ventana, tú la sigues y le preguntas si tiene calor, pero no responde.

La última cosa rara que existe es ese cuento que se me ocurrió hace como seis, siete meses; pero lo olvidé dos o tres minutos después de haberlo derivado e integrado bien chido, acá. A veces me guiña un ojo cuando lo veo escondido detrás del papel higiénico suavecito y ultra absorbente que compran mis papás, pero después de subirme los pantalones ya “se fue corriendo más allá”, así como el desaparecido o el valsecito de Don Serafín. Ah qué caray.

Sobre uno de los reflejos de alguno de los tantos cadáveres de Sir Isaac Newton

- ¿Quién es el santo patrono de esta iglesia?
- Creo que Santo Tomás de Aquino.
- Ah. Y por mera curiosidad, ese Santo que usted dice que es el patrono, ¿era de aquí?
- No, Santo Tomás de aquí no era.
- ¿Y por qué le hicieron el templo ese pues?
- Porque le tenemos mucha fé.
- Eso lo explica todo

domingo, 10 de enero de 2010

Un ave

lunes, 4 de enero de 2010

Dile que te lleve al cuarto piso en elevador porque ya te estoy esperando

Sobre una mesita en medio de la sala se ven algunas revistas viejas, una sobre otra. Sentados frente a la mesa, una pareja cincuentona y heterosexual. El señor recarga su cabeza en la pared que está a su espalda, tiene los ojos cerrados. Tiene un suéter café, y bajo este un chalequito café, sólo que un café menos café que el suéter, un café medio marrón. Sus zapatos son negros y se ven muy cómodos, me refiero a que están muy cómodos, como una gatita que anda por ahí, no que sean cómodos. La señora no tiene la cabeza recargada sobre la pared, incluso tiene los ojos abiertos. Tiene un suéter, una blusa amarilla, amarillo mostaza, una falda verde caqui - como en un mundo feliz debe ser – y unos zapatos negros sin tacón pero con un poco de polvo.

El truco para estos lugares es tratar de no pensar, o pensar en cosas sin mucha importancia, pero es difícil cuando nadie habla y sólo se escucha un ventilador girar, girar, y mover el aire. Quiero aventar un lápiz contra el ventilador, como en sexto de primaria, pero mis bolsillos no tienen un lápiz, de hecho ni siquiera estoy en sexto de primaria, pero al menos recuerdo el día en el que Alfredo lloró junto a la venta - ese niño tan grande y gordo- y cuando rompió la puerta del baño al tratar de tomarme por el brazo porque le dije “Alfredo pedo” y después corrí, así como los comunistas que se abren a la mera hora de los putazos – no todos, hay casos.

En una de las paredes que están junto a la puerta hay un letrero con indicaciones sobre qué hacer en caso de un incendio y un sismo.

Incendio: Conserve la calma. Informe de inmediato al personal sin causar alarma. Si conoce su manejo, busque el extintor más cercano y trate de combatir el conato – pinches mamones -. Obedezca las instrucciones del personal capacitado – o las que aparecen en las historias de cronopios y famas, por si olvidaste cómo subir una escalera - y ayude si se le solicita. No use elevadores, aléjese serenamente del lugar. Ayude a los minusválidos. Moje un trapo o pañuelo y colóquelo sobre su nariz y boca. Si el humo es denso arrástrese por el suelo. Si hay necesidad de desalojar las instalaciones, obedezca las instrucciones. Si está lloviendo y se moja los calcetines, llegando a su casa quíteselos inmediatamente, no le vaya a dar “riumas”.

Alguien se levanta, es la señora. Camina algo lento, se dirige hacia la ventana. Llega, se detiene, se asoma.

- Quería ver la ciudad, pero sólo se ven las ventanas de los otros consultorios.

- Sí, aquí estamos como encerrados – dice la secretaria -. Pero del consultorio sí se alcanza a ver la calle.

La secretaria está sentada frente a un monitor. Toma una tarjetita de un cajón, la mira, teclea algo – tic tic tictic -, observa el monitor, la tarjeta se pone es un cajón diferente, uno de la derecha y después otra tarjeta. Junto al monitor hay muchos papeles, y un portarretrato con la imagen de la virgensita de Juquila está sobre ellos, para evitar "que se vuelen".

- Hace frío – dice la señora.

- Sí – responde la secretaria, sonriendo.

- Yo por eso traje mi suetercito.

- Y espérese a que entre bien el invierno, ahí sí va a estar pesado.

- Hay sí, y peor tantito con eso de la influenza.

- Pero dicen que ya van a sacar la vacuna.

- Pues sí pero de todas maneras, nunca está de más usar cubre bocas y encomendarse a dios.

Nota: Cierren todas las escuelas de medicina, quemen los hospitales y córtenle la cabeza a Vasco, el maestro que trataba de enseñarme biología.

Se callan las dos. La secretaria mantiene su sonrisa un poquito más de tiempo - ¿Qué tanto es tantito? -, me ve y luego toma una tarjeta.

En una de las revistas se lee “Diabetes y tabaquismo: una mala combinación”, creo que la robaré para dársela a Sigüenza.

- Imagínate, tener el culito de Dalia aquí güey. No mames, estaría cabrón.

- Tú cállate pinche Sigüenza, eres diabético.

O la vez en la que estaba ebrio y confundía a Isaac Alavés – Isaac es su nombre y Alavés su apellido – con Poncho.

- Ponsho. Aiudame Ponsho.

- No soy Poncho, pendejo, soy “el primo”, Isaac.

Y luego la vomitada.

- ... y dicen los cubanos que si un niño no aprende, hay que explicarle una y otra vez hasta que como dicen ellos: comprenda, entienda, aprenda. – le decía la señora a su esposo, quien se había aburrido de leer TVnotas, pare ver que tal recordaba los chismes de hace dos años, se deprimió cuando descubrió que la vejez ya le va pegando o que no ve el tiempo suficiente la televisión.

- Sí, ya me habías dicho - un suspiro.

Sismo: Conserve la calma. Apague inmediatamente cualquier fuente de incendios Retírese de lámparas, objetos y muebles que puedan caer. Aléjese de cosas calientes – ya oíste güey, déjalo pal rato, cuando lleguemos a la casa -, tales como cafeteras, ollas, etcétera. Colóquese junto a una columna o debajo de un escritorio, mesa o trabe. No use escaleras ni elevadores durante el sismo. Al terminar el sismo, si es necesario, diríjase a la salida en forma ordenada – revise si por ahí no está el cadáver de algún profeta del nopal, no vaya a ser la de malas.

- Si quieres toma esta revista para que leas algo y no te aburras. – me dice la secretaria.

- Gracias.

Gelatina especial – no espacial, ojo – para deportistas.

Alto contenido proteico.
La gelatina es rica en proteínas, contiene diez aminoácidos esenciales, entre los que se encuentra la prolina y la hidroxiprolina, que ayudan a formar y regenerar el tejido muscular que trabaja durante el entrenamiento.

La gelatina: un alimento que ayuda a mejorar tu rendimiento deportivo por varias razones. Bastan diez gramos de gelatina cada día para ayudar a reconstruir el cartílago y los huesos, aumentar la velocidad de regeneración articular, promover la reconstrucción de los tejidos después del ejercicio y prevenir lesiones (esguinces, desgarros, tendinitis, etcétera.

Incluso, se ha visto que el consumo regular de gelatina puede mejorar los síntomas de enfermedades osteoarticulares, como la artritis o la osteoporosis.

La secretaria toma el teléfono.

- ¿Bueno? Hablo con el señor Víctor

- No.

- Ha, es que mire, estaba hablando con él pero se cortó la llamada o no sé lo que pasó, pero ya no pudimos arreglar nada. ¿Sería tan amable de “comunicármelo”?

- Pues voy a ver.

- ¿Pero sí hablo a su casa?

Coño, ya no escuché sí hablaba a su casa o no.

Otra revista. Sobrenatural. Otra realidad. TVpasillo. Edición especial. Vampiros, hombres lobo y zombis... ¿existen? La ouja, llave del más allá. Exorcismo y “sanación”. Los ángeles, tus grandes aliados. Regresiones y reencarnación. ¿Saltos en el tiempo o mundos paralelos? – hay güey.