Dichosas las nubes cargadas de lluvia, porque ellas podrán comer helado de vainilla en el funeral de mi padre.
Dichosas las letras "R" porque ellas siempre tendrán un coño sobre el cual llorar cuando todos los vellos faciales devoren el picaporte de mi puerta.
Dichosos los que se mudan a Playa del Carmen, porque ellos siempre tendrán una habitación en mi tobillo izquierdo.
Dichosos los vasos de vidrio, porque ellos compondrán la máquina fotocopiadora del obeso señor de la camisa rosa.
Dichosas las opciones, porque nadie las recordará una vez que hayan cambiado de nombre.
Dichosos los focos incandescentes, porque ellos nunca serán azules.
Dichosos los que son como Bob Esponja, porque ellos encontrarán a la felicidad comiendo cajas de cartón sobre el cadaver del otoño que reposa junto la mesa.
sábado, 15 de agosto de 2009
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